lunes, 12 de octubre de 2015

La "Fiesta" de la Hispanidad.

Hoy día veo con evidente envidia la buena "sintonía" que hay en otros países. En el último que he visitado, Marruecos, se tiene en muy buena impresión a su rey, Mohamed VI, hasta el punto casi, de la idolatría. El jefe de un Estado donde la bandera estrellada está en todas partes, y no sólo en edificios gubernamentales. 

Es curioso que cuando he estado por Francia, ha pasado lo mismo. Veo los franceses, tan patriotas y tan suyos y me pregunto, ¿por qué aquí no? ¿En qué país nos hemos convertido? Aquí, en España, sólo nos sentimos "patriotas" los días deportivos, porque Eurovisión ya no cuenta (son los padres). Y lo más sorprendente es que nos sentimos orgullosos en esos momentos, de ser españoles. 

Históricamente hablando, sacar a colación la "leyenda negra", o de cómo entraron a sangre y fuego los conquistadores en América, me parece absurdo. Es decir, lo mismo dará recordarlo hoy o mañana de cómo se les dio matarile. Es lo que pasa en las conquistas, cuando entraron los franceses aquí, también hubo matanzas, y la tan traída y tan llevada conquista del Oeste de EEUU, en cuestión fílmica, conllevó un genocidio. Ahora bien, recordarlo hoy, es una tontería. Lo que hay que hacer es recordarlo constantemente. Es una mancha, de la clásica ley del más fuerte. E impera aún hoy día. 

¿Qué diferencia hay, entonces, entre ser español y ser de otro país? Yo creo que en este país, por desgracia, hay demasiadas heridas que no quieren ser cerradas, y lo peor de todo, demasiados cadáveres por esas heridas absurdas, todas ellas. Nos ningunean en Europa, como siempre lo han hecho, desde Napoleón, o desde antes, el papel español en Europa es o de comparsa, o de emigración. No puedo si no mirar hacia "los de arriba" y señalarles a todos, a los que están, a los que no están, y a los que estuvieron y a los que no estuvieron, por sus errores. Y el mayor, la disensión creada en torno a unos ideales que se usan como cortinas de humo, como velos de ilusiones para tapar la horrible realidad que es este país ahora mismo. 

La realidad de que "España va muy bien, para todos los de siempre", para los cuatro del IBEX 35, los especuladores, los corruptos, los que ven ganancias en la división, en la disensión (que si Estado libre asociado, o elecciones plebiscitarias...). Los que imponen con mayorías absolutas, y que se tildan de demócratas y luego obvian la democracia con leyes que probablemente no se atengan ni siquiera a la "ley de leyes". De esos que imponen un refrendo que ni siquiera es vinculante, y cuando hay un 60% de abstención, lo llamen que es la "fiesta de la democracia y las urnas" (léase "Tratado de Lisboa" o referendum sobre la Constitución Europea, y para colmo, mal preguntada). Perdona, pero ha ganado la pasividad de la gente. Lo que la gente debe es ir a votar, libremente, y para eso... hay que pensar. 

Pero no, esa gente está embobada en casa viendo cómo la gente se insulta en horario infantil, donde el test cultural medio de la población lo salvaría hasta un mono con diarrea mental. Donde las instituciones de educación son instituciones de reeducación, en la cual los diferentes gobiernos te atienen a una serie de marcas; el federalismo y el nacionalismo regional contra el centralismo asfixiante, trasnochado y hasta falangista. Eso en la mente de un niño, que insisto, es un niño. 

Este país en el que probablemente el que mejor sabría gobernarnos, porque usó el dinero de todos los contribuyentes, y para bien, lo único que hace es dar discursitos y vender el país fuera; y lo que le dejan, y ni siquiera. Porque está atado de pies y manos por una panda de maleantes, corruptos, y catetos caciques de pacotilla, que lo único en lo que piensan es en el asiento que tendrán después de estos años, y en los ceros verdes que tendrá su cuenta corriente de vete a saber dónde (o sus cuentas corrientes). Sí, por pensamiento soy republicano, pero en España no; prefiero que el dinero lo tenga uno, y bien preparado, que no cien mal preparados. Para más información, imaginaros a Rajoy (que es Casi) el Jefe de Estado, como el Jefe de Estado. Vaya asco. 

Este país, en el que las partes indisolubles que lo componen se ponen la zancadilla los unos a los otros. ¿Estáis orgullosos de sentiros de aquí? ¿Por qué no hacemos algo para empezar a sentirnos de aquí, leches? Yo no creo en una democracia para el pueblo sin el pueblo. No creo en un país lleno de divisiones. 

El día que dejemos a un lado la división originada en la guerra civil, que nos dejemos de echar los trastos a la cabeza por un "esta gilipollez es mía porque sí" y tengamos algo de espíritu crítico constructivo, dominaremos el mundo.