La noche no es cerrada
y Jaca vive con la resaca
que supuso la oleada
de mil llantos derramados.
En la boca, lengua
viperina
por una incomodidad
repentina
demasiadas veces vivida
se desliza sin problema
una mentira.
Mientras, dudas recientes
de una visita nonata
y un viaje no pendiente
una tensión creciente.
Entretanto, las palabras
fluyen
en una soledad
sorprendente
por una inseguridad
iracunda
un verso caído,
incoherente.
La tristeza empatiza,
la incógnita se resuelve
las mentes se unen
físicamente
y la respiración se
comparte.
Una pregunta resuelta,
una incógnita nueva
un recuerdo ingrato
una disyuntiva renacida.
Fue un destello eléctrico
en la quietud de la noche,
un incendio en la
precariedad,
en la soledad de todo un
glaciar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario