miércoles, 2 de julio de 2014

El Huronaz

Érase una historia
de un hombre a todas horas malhumorado
un huronaz consentido
en un pueblo a tenor de luces, apagado.

Ese hurón, balbuceaba,
mientras con ese bastón caminaba
de cosas por las que, suspirante
tantas historias evocaba.

Se peleaba hasta con su cama
con sus huesos ajados y oxidados
regañándole a su ama
por qué el reloj no había sonado.

Y ni siquiera había amanecido
y con nada que hacer, salía bien prontito,
a mirar al albañil, deslucido,
corrigiéndole detrás de la valla, así, de crecidito.

Y ni hablar de los juegos,
siempre quería ganar
sin apostar, ¿qué es eso?
Ganar sin ganar para engordar su ego.

Y a comer, todos los días, potaje
hiciese calor o frío,
bien de pan y vino, sin pastillas
pues éstas las echaba al río.

Después de comer, a la siesta se marchaba
en su vieja cama, todo hierro y lana
dejando en su silla los pantalones de pana
y a asustar al perro con lo que roncaba.

Después de levantarse y rebuznar
se ponía la tele, y el periódico cogía,
siempre la uno, y el abecé,
y a la luz de su vieja lámpara leía y oía.

Y ladrando cenaba, y se iba a dormir
soñando cuando su vida gloriosa era
luchando para que sus ideas pudiesen pervivir

en esta fastidiosa nueva era.

2 comentarios:

  1. Interesante ejemplar este de la especie huronaz. Y bien escogida la rima para explicar su historia. Verdaderamente esta nueva era no creo quye contente a nadie. Abrazos!

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  2. Por lo mismo de siempre, amigo mío. "Todo tiempo pasado fue mejor".

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