viernes, 14 de febrero de 2014

El precio de saber



Arrugas que parecen no pesar
en cansados huesos que cuesta mover.
Días monótonos que se entrecruzan
con el caer de las hojas de un antiguo almanaque.

Miradas gastadas tras observar miles de días
quietos en el frío de la mañana
pues ya no hay vallas amarillas
ni albañiles que mirar.

Y se hablará (otra vez) del campo
de cuándo volverá a llover
de viejas batallas, entre cafés
y diestros movimientos de naipes lanzados.

Algunos leen el periódico,
creyendo (y con razón), ¡que tiempos aquéllos!
Otros miran sin mirar, ensoñados
con mudos sueños en blanco y negro.

Otras, sin embargo, se alegran
pues nuevas vidas aparecen,
pues alguien se ha casado,
alguien ha nacido.

Y esta es la ley
aprender, caer y levantarse
pues solo aquél que se levanta
puede mirar todo lo que ha vivido...

… bajo los ojos de la sabiduría.  

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