sábado, 27 de diciembre de 2014

Ocaso

Con un suspiro muere la luz 
Y la hoguera se extingue
Crepitando susurros de soledad.


La larga noche se acerca
Y la escarcha crece ufana
Y sin que nadie preste oposición.


La esperanza se detiene, callada
Y en culpable silencio suspira
Por aquellas incógnitas no resueltas.

Con el ulular lejano del viento
la chimenea cata el placer del humo
expresado en plateadas volutas.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Dame.

Dame fuego para sofocar 
el hirviente hielo arborescente
que aflora y crece en mi interior.

Dame frío para congelar
la herida hemofílica
que tiñe de rojo mi horizonte.

Dame fuego para incendiar
los jardines de penas no extintas
Inútiles hasta para olvidar.

Dame frío para ahogar
esa voz invisible
que en silencio no cesa de gritar.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Incendios en un Iceberg.

De repente, ahí estás.

No importa si es de día o de noche
no importa nuestro día a día

Y tus ojos se encuentran con los míos
proponiendo sin palabras:
derretir tu hielo... y el mío.

Siento tu piel pellizcada entre
mandíbulas que muerden sin marcar
tu cuello se arquea jadeante
en un gesto antinatural.

Siento afiladas cuchillas de hierro y piedra
provocando, atacando, estremeciéndome.
Pretendiendo desnudarme de mi misma piel
dando bandazos como borrachos
contra las paredes de una sala demasiado pequeña

Y el frío desaparece mientras tus labios
ascienden y descienden por mi cuerpo
arrítmicamente, en un staccato disonante
Bebiéndome, viviéndote, surge la supernova.
Y entonces ya ni pensar puedo,
mi conciencia, mi razón, se alejan aturdidos.

Y renazco disfrutando tu sonrisa
mientras el volcán enciende
las caricias que acaricias
disolviéndose en un torrente de besos,
en un tornado momificante de sábanas.

Y en pleno éxtasis aparece el estasis
el mundo orbitando alrededor de tus senos
el incendio in crescendo arremetiendo
ausente el aire entre piel y piel.

Y sentirme constructor de torres
sentirme construido con guantes,
cerrajero, explorador de valles

Y tu respiración de repente se entrecorta
Y el hielo estalla en fuegos artificiales...

Dejando una huella, y un recuerdo.


viernes, 7 de noviembre de 2014

viernes, 12 de septiembre de 2014

Caleidoscopio

Caleidoscopio de ilusiones rotas
Fractales de sueños perdidos o robados
Espectáculos de colores que
No avivan el calor de unas llamas lejanas.

Jardín de árboles ya marchitos
Anegados por mares amargos
Abrasados por soles injustos
Resecos por esperanzas perdidas.

Luchan por ver un brillo distinto
Un destello dulce y cercano
Lo esperan con lo único que les queda
En un horizonte lejano.

Fantasmas

Llamadas desde un mas allá que ya no existe. Humos de fuegos olvidados cuyas brasas ya no dan calor. Mínima implicación. Supervivencia. Términos que no deben existir y por tanto, no lo hacen.

"Te lo dije". Los reproches matizados desde una neutralidad no lo son si realmente no hay nada que echar en cara. Las cosas cambian y uno mismo. Y eso, amigo mío, es lo único que realmente importa.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Y si pudiera

Y si pudiera
Acercaría mis labios
A tus dos filos carnosos
Y respiraría de ti

Y si pudiera
Me perdería en tu mirada
Aspirando tu aroma en la cama
Y bebería contigo.

Y si pudiera
Gritaría a los cuatro vientos
Perdido en esos ojitos tuyos
Sintiendo tu calor.

Y si pudiera...

domingo, 10 de agosto de 2014

A ver.

Con motivo de la Feria del Libro de Jaca, y debido a que a los miembros del Ateneo Jaqués nos han cedido un stand propio, tanto mis compañeros como yo hemos preparado unos libros que llamamos "cartoneros" debido a que las tapas están hechas con cartón y decoradas por nosotros mismos (de una forma más o menos artística). 

Los ejemplares cuestan 3€, y yo personalmente, por cuestiones de trabajo, no podré asistir a todos los eventos que desde el Ateneo Jaqués se impulsan. Así que estaré a partir del martes de 19 a 20h aproximadamente, en el stand. Llevaré 10 ejemplares, pero eso no implica que no pueda hacer más. Si se desea, pueden hacer una reserva aquí, en comentarios. Dejen su nombre y el número de ejemplares. 

¡Nos vemos en la Feria del Libro!

lunes, 4 de agosto de 2014

El más limpio no es el que más limpia, si no el que menos ensucia.



Érase una vez una tierra con aires de grandeza. Y no porque guardaran su idioma propio, algo muy suyo y realmente digno de elogio, si no por los intentos de grandeza de los suyos. Era aquéllo que se creían tan grande, que tomaban como suyos cosas que no lo eran. Y para que todos se creyeran que realmente eran grandes, recordaron dos lemas, “la información es poder” y “la historia siempre la escriben los vencedores”.

Y todo se debe a la aparición estelar de un señor bajito, parecido a un personaje de Star Wars, y que era un poco más bajito que aquél otro tipo bajito que estuvo dando guerra hasta que Dios (uno de sus principales valedores) dijo que “hasta aquí el programa de hoy, les dejamos con La Transición”. Ese señor bajito se convirtió en el gobernante absoluto de aquélla región que siempre había querido ser más que una región, pero a lo máximo que habían llegado es a hacerlo al revés sólo porque les apetecía hacerlo, por llevar la contraria. Hacía años, les dio por querer volverse franceses. Debieron de descubrir que no habría ni siesta, ni turismo japonés en la capital (también más que una capital), ni sangría, ni la paella de sus vecinos del sur... así que, tras un pequeño “revés”, decidieron alabar la paella, la siesta y el turismo, aunque aún no lo sabían.

Y ese señor bajito, que no era gran cosa, se inmiscuyó en los asuntos más grandes, pues quería ser grande (y no le valían comprarse unos zapatos con plataformas, ni subirse a una tarima, o al primer piso), y empezó a querer cortar el bacalao de los más grandes. Y oye, mal no se le daría, porque estuvo la de Dios (entendiendo como Dios un argentino aficionado a esnifar coca entre patada y patada al balón) de tiempo ahí arriba. Hasta que se cansó, y dijeron que era por la edad. ¡Qué ilusos! Durante ese tiempo, ese señor bajito convirtió su región en algo más. Algo relacionado con pensamientos que ahora hace unos ochenta y tantos años tanta guerra (y nunca mejor dicho) acabaron dando. ¡Pero erre que erre! Además se les veía muy educados porque no hacían las barbaridades que en ese momento otros hacían (y que nunca sirvieron de nada, más que para joder al personal). “Nosotros, nosotros, nosotros y el que venga detrás que arree”.

Llegado el momento, se cansó (o eso parece), y dijeron que era por la edad. ¡Qué ilusos! Propuso a su delfín, cogió los bártulos y se fue. Y el delfín, se volvió más que un delfín. De apellido Mas, pero era menos que aquél señor bajito que había sido “lo más”. Y ahí empezó todo, aunque durante un tiempo estuvo en el otro lado de la clase, dedicado a lo mejor que se le da precisamente a aquéllos de los que tanto empezaron a renegar. Pero dejemos a este señor que era menos que más y sigamos la trayectoria de aquél que había sido lo más.

Cuando uno se retira de la vida política, lo primero que hay que hacer, es publicar un libro... o mejor dicho, que te lo publiquen (si no puedes o sabes hablar de ti, que hablen otros). No se sabe si venderá muchos libros (seguro que más que uno que yo me sé, o lo que es lo mismo, el arriba firmante), pero sirve para aparecer a los años dando lecciones de cómo habrían arreglado los desastres (en política siempre hay desastres). A otros les dio por pretender ser profesores pero... de ese señor con bigotes y las aventuras de su mujer ya hemos hablado en alguna otra ocasión. Aparte de ello, aparecía junto con antigüedades de aquél tiempo, aquél andaluz que daba la misma guerra que su apellido... o... sí, también el bigotes. Y hablaban de los problemas del momento, y siempre eran noticia.

¿Qué opinión de él tendrían los “más que ciudadanos” de esa “más que región”? Es lógico, tras treinta y tantos años ahí en el “más que arriba”, y una retirada de lujo con sueldo de por vida incluido, que no sería mala... hasta que llegó el caos.

El caos empieza como siempre. Cuando empieza a no haber de eso que debería de haber, viviendo en el sistema en el que vivimos. Y si no hay de eso (que tienen formas de papelitos de colores), todos se vuelven locos y la mierda salta por todas partes. Y entonces, todos dicen “no es culpa mía”, y no sólo eso, “yo no guardé nada que estuviese lleno de mierda” (nota mental, en la política, también aparte de que siempre hay problemas, se mueven asuntos que huelen mal y se pagan comisiones por ellos a todo hijo de vecino). Y sigue cuando un periodista avispado se entera, y cuando el caos sigue subiendo, esta situación empieza de ser “más de lo mismo”, a ser “esto empieza a hartar” y se publica. Cuando te empiezan a quitar dinero para pagar profesores, o recetas, o tardan dos y tres años en llegar las ayudas para los que menos tienen (que cada vez son más) o los que no se pueden valer, y lo único que hacen es echar las culpas a lo mal que lo hicieron los de antes... cuando cada vez menos gente trabaja... todo este caos se ve con malos ojos. Y que el poder absoluto corrompe absolutamente.

Del dicho al hecho, hay un trecho, eso todos lo sabemos. Y hay una cosa muy importante en esta vida, que jactarse sobre la humildad es precisamente falsa modestia (y que te premien por ser “fraudulentamente” ético también tiene su tela, pero eso es otra cosa y otra persona). ¿O tal vez son delirios de grandeza por haber enfermado de esa dolencia endémica que contribuyó a crear? Al fin y al cabo, es más que una región, con más que unos habitantes, y con un club que es más que un club, por tanto... sería fácil pensar que él es más que él mismo pero... lo único que se tiene claro es que sus finanzas sí que son (gracias a las comisiones) más que unas finanzas.



viernes, 25 de julio de 2014

Llueve muerte.

Afuera, amigo mío, llueve muerte,
una deflagración silenciosa, anónima,
una barbarie tal, que a casi todos repugna,
casi, como siempre, algunos deciden no mirar.

Afuera, amigo mío, llueve muerte,
enquistados en una confrontación eterna,
textos contra tierra, reivindicaciones
que solo odio y más muerte generan.

Afuera, amigo mío, llueve muerte,
y da lo mismo que estés dentro o fuera,
llueve muerte de quienes tanto la sufrieron,
y ahora la imparten sin piedad ni miedo.

Afuera, amigo mío, llueve muerte,
el dolor solo dolor genera,
y ellos deberían saberlo, los primeros,
interesados por su propia parte de la historia.

Fueron expulsados, perseguidos,
asistieron a pogromos y genocidios,
pero ahora hacen llover sobre sus hermanos
lentas y amargas lágrimas de muerte.




miércoles, 2 de julio de 2014

El Huronaz

Érase una historia
de un hombre a todas horas malhumorado
un huronaz consentido
en un pueblo a tenor de luces, apagado.

Ese hurón, balbuceaba,
mientras con ese bastón caminaba
de cosas por las que, suspirante
tantas historias evocaba.

Se peleaba hasta con su cama
con sus huesos ajados y oxidados
regañándole a su ama
por qué el reloj no había sonado.

Y ni siquiera había amanecido
y con nada que hacer, salía bien prontito,
a mirar al albañil, deslucido,
corrigiéndole detrás de la valla, así, de crecidito.

Y ni hablar de los juegos,
siempre quería ganar
sin apostar, ¿qué es eso?
Ganar sin ganar para engordar su ego.

Y a comer, todos los días, potaje
hiciese calor o frío,
bien de pan y vino, sin pastillas
pues éstas las echaba al río.

Después de comer, a la siesta se marchaba
en su vieja cama, todo hierro y lana
dejando en su silla los pantalones de pana
y a asustar al perro con lo que roncaba.

Después de levantarse y rebuznar
se ponía la tele, y el periódico cogía,
siempre la uno, y el abecé,
y a la luz de su vieja lámpara leía y oía.

Y ladrando cenaba, y se iba a dormir
soñando cuando su vida gloriosa era
luchando para que sus ideas pudiesen pervivir

en esta fastidiosa nueva era.

martes, 10 de junio de 2014

2º Spin Off

En la sala subterránea se conjugaban diversos aromas: el sudor de los sabios, la humedad de la piedra, y los indescriptibles aromas de las velas y del incienso quemándose. Había numerosas esencias vinculadas a aquélla vasija, y el sello no se había resentido todavía. Incluso uno de los grandes, Belial, había logrado ceder un pacto, presa de su ingente orgullo. Aunque en su orgullo, pronunció un nombre. Arkhiel. Ninguna otra esencia le había comentado ese nombre. Pero parecía que apenas tenía mandato, así que sería un demonio menor, o un engaño del propio Belial. Salomón ordenó a sus seguidores que le ayudaran en la confección del círculo mágico, ajustando el nombre al propio círculo.

Empezó la letanía. Tenían que haber descansado, pues un fallo en la concentración haría que la criatura no llegase, o se disolviese nada más llegar, o peor aún, que encontrase un resquicio en la voluntad de aquéllos valientes. Uno casí había sucumbido ante la majestuosidad de Belial. Su nariz había sangrado y tras comprobar que no había tenido ninguna consecuencia fatal, lo habían reemplazado.

No sabía cuánto había aprendido durante la invocación de tantas criaturas, antaño nobles, que habían sido corrompidas por las palabras del Maldito, pero eran grandes conocimientos. Mientras estaba sentado en una silla de madera de cedro, sumido en estos pensamientos, la luz de las velas vaciló, y un sonido familiar, el lamento de miles de condenados, resonó en las profundidades de la sala, ¿o tal vez en su mente? En el centro del núcleo de invocación surgió una llama sulfurosa, de un azul intenso, a diferencia de los anteriores, cuyas llamas habían surgido como fogatas de campamento, y con los colores anaranjados. “Será sólo un truco, tal vez éste tenga gobierno sobre llamas”.

-No es gobierno sobre llamas, realmente... no es gobierno sobre nada. ¿Sabes? Podrías haber puesto una silla aquí en el centro. No me gusta estar así de pie, no soy un esclavo o un ejemplar valioso para tu investigación. Y desde luego que no voy a aceptar el entrar ahí.

-Podría obligarte, ya lo he conseguido contra otros de tu calaña- se reclinó contra el respaldo de su silla de cedro, mientras mantenía la compostura cruzando las manos-. No eres el primero que acude desafiante ante mí, situándose de manera amenazante, o tal vez en formas que nadie puede coger, como ese fuego...

-Entonces tomemos una forma que nos guste a ti y a mí, no me gusta esconderme tras este humo. Dicen los torturados que se mete en la garganta y te hace carraspear- el fuego perdía intensidad a cada segundo, y una figura humanoide, embozada con una túnica con capucha, se vislumbraba tras el acre humo sulfúreo. Arkhiel se quitó la capucha y le miró a los ojos, mientras manoteaba el aire, como intentando cogerlo-. Así que esto es aire, y estos aromas vienen de quemar todas esas ramitas... Interesante. Salomón, hijo de David, supongo.

-Arkhiel, supongo.

El Diablo se sentó en el suelo, y pasó a rozar con sus pálidas manos el suelo lleno de polvo.

-Así que esto es el suelo, y el polvo.

-¿Por qué no lo hacemos fácil y te metes en la vasija? - sugirió con firmeza Salomón.

-Fácil, porque no me interesa. Verás... al resto de demonios al uso les gusta su parte de infierno particular. Tienen sus almas en pena, a los que torturan sin cesar, mientras conspiran los unos contra los otros con el objetivo de conseguir ampliar su infierno particular robándoselo a cualquier otro incauto.

-¿Y tú qué tienes? -indagó Salomón, inquieto.

-¿Yo? Una fortaleza. Apenas tengo sirvientes, Lucifer y Belial los han puesto en mi contra, echándome en cara que no participase en el Gran Acontecimiento.

-¿Entonces por qué estás ahí?

-Que no participase no quiere decir que no lo orquestase. Tenía que hacerlo, ¿entiendes? Oye, ¿por qué no mandas a los tuyos que se callen? No tengo intención de salir, y puedo mantener mi estancia aquí sin la necesidad de que estén los tuyos ahí sin callar.

-¿No quieres salir? ¿Entonces qué quieres? -Salomón se perdía constantemente.

-Salomón, te creía más inteligente, pero creo que deberías de haber hablado conmigo antes, se te nota agotado. ¡Y más que lo estarás!

-¿Vas a luchar contra mí?- Salomón se retorcía su barba, ufano de su seguridad, mientras un tono de amenaza teñía sus palabras, como un velo sutil que cubre el rostro de una muchacha.

-¿Y qué gano yo peleando contra ti? No deseo arrancarte lo que más quieres, aunque... podría, sí. No deseo ver cómo tu vida se pierde, ni te quiero de huésped permanente. No, te voy a enseñar a traerlos de vuelta. Porque juegas con fuego, y a veces una llama puede llamar a sus iguales. Por ejemplo, tu amigo el que sangra de la nariz. La entidad que lo domina no es demasiado peligrosa, se está habituando aún a este mundo. Te propongo un trato, tú aprendes lo que yo te diga, y dejamos esa vasija como está. 



jueves, 29 de mayo de 2014

Jaca (es largo). 5 elementos.

Hay veces en los que eres agua
cómo lágrimas derramadas por nubes generosas
bien flotando en forma de copos
Creando paisajes maravillosos, sin color
donde blanco es lo que ves, arriba y abajo
garantizando sonrisas y futuros ingresos
y resbalones de incautos paseantes.
Y otros que no te tienen te codician,
sangre de mi tierra, recuerda siempre de dónde vienes.

También fluyes por sus calles, lavando y quitando agonías,
miserias de tiempos que llegan y tardan en marchar
y quejas de granjeros que siempre protestan.
Eres agua, querida, fría y fresca, cual tormenta en verano
corriendo como ríos las vidas de sus habitantes
conviviendo y fluyendo en un eterno cambio sin cambiar.
También refrescas gargantas, propias y ajenas
ahogando silenciosamente la ira y la rabia, pues la detestas.
Todo eso haces por nosotros, y por eso eres quien eres.

Y la madera te rodea, testigos impasibles, con luces verdosas,
de sombras frescas cuando los calores llegan
de reivindicaciones de vidas taladas,
de sonidos musicales, de aves siempre generosas
y cortezas recortadas por navajas siempre afiladas
guardianes de sabiduría,  patitas de mosca entre hojas de papel
de niños correteando y jugueteando por sus ramas
de infancias en progreso, de inocencias aún no perdidas
y guardianes de miríadas de animalillos asustados.

Espectáculos de colores cuando los tiempos llegan
de rojos frescos como rosas, y de amores perdidos y por encontrar
de dorados como soles de trigo, el oro corriendo ligero e inmóvil
en praderas recubiertas de violetas, de avisos y finales de
veranos y situaciones que serán siempre inolvidables.
Esmeraldas brillantes bajo miles de mieles oscuras
de bancos y mesas creadas por artesanas manos
y sonidos de gaitas, castañuelas y salterios y chiflos
creando notas acunadas con cariño y mecidas por el viento.

Y de vientos también conoces, tal vez,
transportando entre gritos las órdenes de un pastor, y ladridos,
e idiomas entremezclados, y algunos tal vez no entendidos
de viajeros siempre con algo que contar,
de inspiraciones costosas en la cima de una montaña
o tal vez bailando sin querer banderas níveas de gentes de paz,
danzas de hierbas y ramas cuando contento te paseas.
De fríos exagerados para las gentes del sur,
de mejillas arreboladas en noches oscuras.

 Taxista gratuito de te quieros susurrados al oído
de reencuentros felices, de canciones dedicadas
testigo dinámico y necesario de jadeos gozosos
vehículo necesario de vidas, de vuelos panorámicos
aliado obligado de los nueve millones, ¿o eran veinte?
De ronroneos dulces de animalillos sin hogar
y de cacofonías ladradas por falta de recursos.
No eres virgen, aunque para algunos lo parezcas
te arremolinas en nuestras vidas, y por eso aire eres.

De fuegos entiendes, cómo no.
de azules intensos bajo una moneda resplandeciente
de historias cantadas bajo la lumbre de un hogar
de chocolates y cafés ardiendo mientras las cartas juegan
de pasiones recientemente explicadas
de luces artificiales cuando la noche llega
de estrellas caídas bajo los sonidos de la noche.
Lámparas brillantes de fuegos imperecederos
de las almas perseverantes de tus habitantes.

De luces preciosas cuando los ojos amados miramos
de fuegos de corazones aún no extintos, y velas titilantes
en la semipenumbra de milenarias piedras
y destellos de plata en noches despejadas
y temidos incendios que destruyen tanto tiempo creado
de familias unidas bajo el calor familiar.
Y de pueblos hospitalarios, y cálidos,  unidos por caminos antiguos
Destellos de cañones, disciplinas castrenses y
fogonazos de pólvora conmemorando leyendas medievales.

Y como la modernidad, metal contienes
frío y duro como los cotilleos de algunas de las gentes
tu encanto tienes,  metales de colores atraes.
Aceros brillantes conmemorando viejas batallas
o esculturas incomprensibles para el común de los mortales
hierros retorcidos en formas caprichosas
Metal, necesario metal, aun en forma de papel
necesario para el devenir de tus habitantes
y gestionado de manera nunca indiferente.

Reluces cegador cual huevo kinder de plata,
tantos siglos después y todavía jovial te sientes
nunca serás vieja, capital de un reino por desgracia denostado
entrelazado simbolizas leyes, hechos, uniones
pues nunca separar quisiste, no importan rivalidades ajenas
No importan colores, ideales, sangres ni razas
Esto eres, todo y mucho más, aunque madurar debes
Amante inoxidable de futuros por explotar
Jaca, mi tierra, todo esto tú tienes.



martes, 20 de mayo de 2014

Dedicado a un móvil


Es un rectángulo más o menos viejo, que se hizo más pequeño al inicio y más grande después. Antes cabías en una maleta, y pesabas un horror, ahora no cabes en un bolsillo, y sigues pesando un horror.

Antes eras un bien necesario,como el reloj, como las llaves del coche. Incluso en algunas películas infantiles acababas volando por los aires. Otras veces, fuiste muy importante, estuvieses fuera o dentro de la velocidad de los tiempos.

Ahora te has vuelto excluyente, pues palabras sin voz fluyen entre dedos aporreando pantallas de plástico rajado (generalmente), vigilando constantemente esa esquinita superior, donde la barra pasa de ser verde o azul a ser roja. Siempre roja, y además en el momento que menos te lo esperas. Ahora ya se supone afirmativa la respuesta a la pregunta “¿tienes?” Claro que tengo, y ¿sabes qué? Mi batería le gana a la tuya.

Y también es molesto, pues muchos días pasas aburrido mientras echas de menos los “tirirís” de cosas que realmente no tienen importancia. Y cuando llega algo importante, el “tirirí” siempre objetivo no hace distinción. Intentes dormir, intentes despertarte, intentes lo que intentes.

Tirirí, tirirí, siempre molestando. Y lo que al inicio fue un útil, algo necesario que mandó al olvido esas ruedetas (sí, ruedetas) que giraban del uno al cero, ahora son los grilletes que mandan y juzgan nuestra vida.


Tirirí.

lunes, 5 de mayo de 2014

Feliz día del hijo xD

Notas que, como naranjas desgajándose, caen sobre la sala como cobre desparramándose en cascadas. Sonidos que vibran, con algunos fallos, llegada la gélida noche. Los llantos y quejidos de las cuerdas reverberadas por maderas más o menos nobles entran en resonancia con ecos de llamadas infantiles a la protección. Ecos imperceptibles y graves escuchados de lejos y que hacen vibrar una tela de araña. Recovecos de cuerdas que chillan, tiritando de frío, que ahuyentan los siniestros y crueles susurros rebotando en la cercanía de los muros. Y un lamento por un hijo perdiéndose en su propia pérdida.

Sí, te fuiste, y lo mejor de todo es que formabas parte del grupo “intermedio”. Es decir, no estabas preparado para ser el rey, y te creíste un dios cuando empezaste a pensar en condiciones. Y como tal, te olvidaste de mí. Y aquí estoy, tocando un viejo instrumento musical creado por ti, sabiendo que pocos de tus retoños son los que vuelven a mí. Aunque todos vuelven tarde o temprano, les guste o no. Ahora no pides, pues sabes que soy tu madre y claro, me cuesta decirte que no. Eres como un niño siempre rebelde, caprichoso e insolente que se acuerda de mí sólo cuando la burbuja explota.

Pero te quiero, como a todos mis hijos, incluyendo a los que se fueron antes de ti o mientras tú todavía no eras consciente de tu propia existencia.

Es tal el amor de una madre a un hijo que aquí estoy, rasgueando esta vieja guitarra, esperando a que vuelvas a mí para acostarte y hacer que duermas en un sueño lleno de estrellas y sueños lúcidos. La cena conmigo nunca se enfriará. Eso es algo que ahora mismo lo puedes dar por sabido.

Aunque no lo quieras saber. Feliz día del hijo.


Gaia.  

martes, 22 de abril de 2014

"No lo sé" (título al azar)- Cae la lluvia

Cae la lluvia mientras tu marcha se vuelve pasado
y repiquetea contra el duro suelo en un intento
de erosionar ese olvidado erial
que supuso el paso del presente al recuerdo.

Cae la lluvia mientras tu pelo se agita al viento
humedecido por un cielo que llora
lo que yo ya vertí y abandoné
 incapaz de seguir dando palos contra el tiempo.

Muere la sequedad humeante
de un incendio antaño en combustión
mientras el cielo llora, electrizante,
rellenando esas grietas de un calor ya extinto.

Ese chasquido reiterante es una calma que cura
lágrimas de un cielo que llora pero no por ti
son lágrimas realmente necesarias que
permiten que tú y yo miremos hacia adelante.

Ese frío es un alivio de una muerte
de unas promesas de un corazón ya vacío
que se llenó y ahora fluye
del cielo al suelo mientras empiezo a empezar.

viernes, 11 de abril de 2014

Promesas de Eternidad.

(porque hay cosas que duran para siempre)

Durante mucho tiempo pensé
que perversas imaginaciones eran
en mi irrealidad ruidosa,
caótica y variable como el tiempo
en una primavera alocada.

Recuerdo que en otras veces
una fiesta llena de preocupaciones
se llevó mi cabeza, dándole vueltas
centrifugando los fantasmas y demonios
que martilleaban mi conciencia inconscientemente.

Y sí, volvió a pasar, la historia se repitió
y esta vez en albañil me convertí, y fallé,
y alcé muros para defender con vehemencia
 la poca cordura que en mi interior hallé
y que se incineraron en tu incandescencia.

Pero tú y yo no queremos esa historia,
y podía haberse repetido, claro que sí,
y puede ocurrir, eso es evidente,
pero ahora no tengo miedo, no importa que cambien
Hay cosas que duran para siempre.

Son promesas de eternidades
en las que nunca supe si creer o dudar;
Y vuelves, y realmente no importa cómo.
Son promesas de eternidades de algo mutable,
y tan estable como somos tú y yo.

Y no importa cuánto cambie, tú o yo
y es extraño porque hay cosas que no cambian,
ese limbo entre mundos irremediablemente separados
entre los que orbitamos bajo promesas de eternidad
los cascarones que forman tu vida y la mía.

martes, 8 de abril de 2014

La importancia de llamarse "hoy"

Tres letras hay en el alfabeto
que si se unen obran una magia
indómita, actual y realista 
y que hoy día lo conocemos como "hoy".

Hoy, que no ayer, ni mañana
aunque parezca que hoy es hoy
mañana, hoy será ayer.
Pero viviremos un nuevo hoy mañana.

Hoy es cuando ocurre todo
lo banal y lo importante, siempre hoy.
El ayer es importante, también,
lo que ocurrió ayer nos repercute hoy.

¿Y el mañana? Ahí estará, 
desconocido, ilusorio, fantasmal y remoto, 
pero por mucho que "hoy" quiera correr
¡Ahora mismo es hoy, no mañana!

Y ayer incita a recordar, fragmentos
de una memoria subjetiva y selectiva;
mi hoy es diferente a tu hoy
por muy iguales que parezcan, serán distintos ayer.

Era hoy cuando he empezado, 
y ahora mismo aún es hoy.
Vivimos en un eterno hoy, y mañana
viviremos en un hoy que no quiere ser ayer. 

miércoles, 2 de abril de 2014

Últimamente...

Le he dado muchas vueltas a las cosas, con conversaciones que me hacen pensar, y con actitudes sobre todo ajenas que no hacen si no confirmar lo equivocado que he estado o los errores que se producen cuando no eres objetivo. ¡Pero es que no puedes serlo!

Hablé hace unos días con una persona. Tenía una relación que se puede decir complicada, con su mejor amiga. Complicada porque había amigos de por medio y esos amigos de por medio no sabían la clase de relación que tenía con esa mejor amiga. Simplemente, hubo un día en el que se pasaron de términos. Una cosa llevó a la otra y empezaron a salir, a escondidas.

¿Qué ocurrió? Que había una especie de férreo control. Y a ver, yo también los he sentido, y no es una emoción agradable. Los putos celos. No puedes prohibirle por celos, envidias, o tonterías de esas. Si tienes un problema (o no), con esa tercera persona, mientras no se inmiscuya en tu terreno, ajo y agua. Es más, si esa persona que no se inmiscuye tampoco malmete y hace exactamente lo contrario, que es intentar aconsejar para que sigan estando juntos o juntas, lo menos que debería sentir es agradecimiento. Por mucho que te pueda gustar (llegó a puntito de hacerlo, pero se solventó con mucha tierra mal removida, maldita memoria), los hechos son los que son.

Los celos son un enemigo claro, existe porque siempre hay un punto de desconfianza ligado al sentimiento infantil de lo que es la posesión, el  "esto es mío", el motivo por el cuál el comunismo puro no puede darse, hay cosas que te ocurren a ti como individuo que eres. Si te pegas un martillazo te lo pegas tú, si disfrutas con una persona lo haces tú con esa persona, y a ser posible que no lo haga otro. Aunque puede que sea un residuo cultural que sigue ahí apalancado. Sobre eso más no puedo hablar. No he ahondado más en la materia.

Total que bueno, hay movidas entre esa persona y la que es su mejor amiga y su pareja a escondidas porque claro, "qué haces hablando con ese chico", "que no se enteren que si lo saben pues como que nos mirarán mal y tal"... Y se empiezan a crear situaciones insostenibles en las cuales pasas de querer a esa persona y que le den a los demás, a ver miedos y fantasmas y demonios por todas partes. Miedos a estereotipos ajenos, no a los tuyos. A ver enemigos donde debería haber aliados. Empieza a amargarse demasiado un trago que nunca debería de ser malo. Y se me olvidan los problemas socioculturales, y el rechazo a cambios que pese a todo, todavía no son bien vistos.

Y llega el momento del horror, la cosa se apaga tanto que de repente vuelve a ser tu amiga de toda la vida, por las discusiones o por la ausencia de momentos tan memorables como los que hubo al inicio, y zas, se comete un error, y te condenas a la mierda por ello. Y te sientes tan sumamente mal que descubres lo mucho que había detrás de esos demonios (que siguen estando) y todos esos fantasmas (que siguen estando), que todo se va al garete en plan guay. Del Paraguay.

Y ya después se pasa a la corrupción, que es cuando los demonios infectan ese sentimiento y lo corrompen, y lo transforman. Y ya no es bonito. Pasa a ser apremiante, doloroso, posesivo, dependiente. Pasas a depender de esa persona con la cual hacía dos días "no podías vivir sin ella". ¿Es eso querer? Por experiencia y porque en parte lo he vivido en mí (y no me he dado cuenta hasta hace realmente poco), voy a decir que no. Lo fue, y "cambió", y ya no es, ni será. Y además no hay nada, hubo algo que ya no hay, pues ya está, se pasa página y se hace lo que buenamente se puede. Y si tienes que convivir con esa persona, pues mira, se jode, se aguanta y se pasa página de alguna forma, si la encuentras.

Nada de "intentarlo con otras personas para olvidar", porque eso es la mayor mentira de la faz de la tierra o los cuentos de hadas si ese intento sale cojonudamente bien. Que no suele ocurrir porque los demonios siguen viviendo en tu interior. Y si te enteras que esa otra persona quiere seguir su camino (y es curioso que también le afecten esos mismos demonios), por lo menos deberías de intentar resolver esa dependencia, porque ya no es amor. Es dependencia mutua. Cuanto antes se corte esa dependencia, mejor. O eso o se vuelve, y se demuestra que se pueden matar esos demonios que bien grandes y fuertes acabaron siendo para mandar la relación a tomar por el culo. Aunque desde la perspectiva de alguien que ha tenido pocas relaciones de pareja pero que he observado evoluciones de las personas de mi alrededor, es muy difícil, por no decir, casi imposible. Y no exagero.

El amor no consiste en prohibir. "No hagas esto porque si lo haces no hay kiki". Eso es una prohibición en toda regla, es una multa si se hacen las cosas como no se quieren. No es un "solo por eso que tienes o te hiciste o lo que sea no voy a estar en la vida contigo". ¿Qué mierda es esa? Tú eres como eres y aceptas y debes aceptar a una persona, como si quiere mear hacia arriba, pues genial, quiero a esa persona, tal vez mee hacia arriba y no me mole mucho pero forma parte de esa persona. No es depender, no es ser altruista y orgulloso, ni pretender ser solamente uno, uno, uno, o una, una, una. Yo decido entregar mis sentimientos a ti, o a ti, o a quien quiera que me esté leyendo, pero yo soy el que decido libremente, y si la cosa se apaga, no tengo que ser forzado a mantener algo encendido cuando su destino es permanecer callado y apagado.

Es otro poso el que debe quedar, yo tengo un buen recuerdo de aquéllas personas por las que he sentido algo, claro, hay cosas que no cambian. Si cambian los recuerdos de aquéllas personas pues es su problema, no el mio, yo tengo la conciencia muy clara al respecto. Tengo un buen recuerdo, probablemente vengan en algún momento los demonios a dar mal, y me agobie, pero la situación ha cambiado. No es el tiempo el que cura, son las situaciones las que cambian, y por tanto y por ende, la perspectiva.

Dios mío qué parrafada. Pero me siento genial habiendo sacado todo esto. Hay cosas que van por mí, por supuesto, siempre se puede aprender, hay cosas que van por otras personas, que tal vez necesiten aprenderlo, y hay otras cosas que simplemente son las que son, y si se aceptan, el trago sienta mejor.

Buenas noches.


lunes, 17 de marzo de 2014

Papá

No es tarea fácil
y un día es irrelevante
porque al fin y al cabo
solo es un día al año. 

Algunos harán regalos
aunque es mejor no dar sustos
a alguien siempre preocupado
y siempre dispuesto.

Habrá grandes momentos, 
y otros no tan grandes,
cosas que a priori no entenderás
hasta que la historia se repita.

Y al fin y al cabo 
ese es el fin de la vida
el ciclo se repite
nacemos para ser padres.

Y no hay nada escrito
y todos nos equivocamos.
Tenemos nuestras cosas
y a veces nos rebelamos.

Por eso, y esta vez,
no importan disculpas, 
pues lo único que quieren
es que su semilla crezca.

Por tanto, léelo y no te canses,
pues esta vez va por ti
pues la semilla crece, 
y todo, gracias a ti.

lunes, 10 de marzo de 2014

Es jueves.

Es jueves, y suena el despertador. Se levanta corriendo, como cada día, como siempre. Tiene clase y bueno, quiere hablar con su profesor, sobre el trabajo que no pudo hacer. Tuvo que atender a su madre, estuvo unos días en el hospital por un proceso ulceroso que acabó bien. 

Llama por teléfono a Pedro. Dice que quieren arreglar las cosas. Y todavía no sabe si tiene las cosas claras, que no está bien que se lie con tantas chicas. Pero es que tampoco hay nada claro. Y no es que ella no tenga opciones, pero es que Pedro es Pedro, y tiene sus cosas, como todos. La de que sea tan golfo es una de ellas. Le da un punto malote que a ella le encanta. No sé por qué, a todas las chicas les gustan los chicos con un puntito de maldad. Será su despreocupación, tal vez.

Se lo imagina como hace tres semanas, en aquélla noche. Apoyado en la puerta de su Seat León, a las cuatro de la mañana, fumando despreocupadamente en el aparcamiento de esa discoteca donde le dijo que había más chicas aparte de ella. Es ésa imagen la que le gusta, aunque no le gustase lo que dijo. Ni lo sola que se sintió. Irán a un chino, le encanta la comida china.

Son las seis y cuarto cuando la cafetera se pone a borbotear. Le gusta el café caliente, y ella es de las chicas que se duchan rápido. Va a clase, no a un pase de modelos, así que apenas se maquilla y retoca. La ropa reside sobre la silla, preparada desde ayer. Le gusta desayunar lento así que se lo prepara todo. Se siente guapa, se siente con fuerzas, para ir a clase para dar el máximo y para quedar con Pedro primero y con Inés después.

Inés, su eterna compañera, siempre confidente y mejor amiga. Sabe más cosas Inés que su diario, siempre presente en la mesilla de su habitación. Coge el bolso, las cosas y se dirige al comedor. El café está casi hirviendo. El fuego amargo acaba de despertarla. Clase, Pedro, Inés, cenar con papá. Sale corriendo, el tren sale a las 7.04 y se para en Chamartín para coger luego la línea de Metro. No hay nada más cómodo que moverse por Madrid en Metro. Aunque a veces huele fatal.

Llega a tiempo. El tren ha llegado puntual desde Guadalajara, coge el ticket, entra y logra sentarse en un hueco. Se pone música en el mp3 y cierra los ojos.

Es jueves once de marzo del 2004.

Cadiel.

El tiempo se acaba y eso que acaba de empezar. La creación cae, presa de sus dudas y errores. Lucifer quiere que vaya y que esté con él. Y yo... ni siquiera sé dónde debo estar.

Una parte de mí cree y sabe que las cosas con Lucifer serán mejor. Tenemos que asaltar Santuario, donde todo sigue igual, mientras Paraíso está bajo asedio de Devoradores y criaturas más peligrosas. Ahí donde caen, se tornan en agujeros donde ni la luz sale. No sabemos de dónde salen. Estamos desbordados y no sabemos ni siquiera qué hacer. Cada vez son mejores, cada vez son mayores y cada vez cuesta más... recursos acabar con cada uno de ellos. Hay parajes en la creación que eran hermosos. Ya no.

Y desde el Santuario no se dice nada más que "acatar, defender, destruir a los que quieren destruirnos". Con ello, ejecutando y eliminando Devoradores no somos más que sus iguales. Hay algo detrás de esto, algo que soy incapaz de entender, y que parece que existe dentro de Santuario. Si se nos está prohibido el acceso al interior de él, ¿cómo vamos a averiguar la verdad?

No puedo estar contigo, porque nadie lo permitiría, y lo sabes. No estamos diseñados para ello. No puedo quererte, no debo quererte, y no hay nada que ansíe más que romper esas reglas. La gente me sigue pero sólo veo obediencia ciega a los propósitos de Lucifer y a mí... me llaman su "mano derecha". Dicen que asaltando Santuario es la única forma de que la Creación no sea pasto de las llamas. Yo no lucho para evitar las llamas. Lucho para poder ser libre, lucho para poder sentir libremente lo que siento. Pero claro, es todo tan difícil.

No entiendo por qué todo está volviéndose así. Sólo quiero que me entiendas si no lo conseguimos. Asaltar Santuario es la única manera de lograr una eternidad para ti y para mí.

Es la única elección posible. Y tengo que hacerlo, aunque antes Lucifer quiere parlamentar conmigo, en la lejanía del Universo. No sé qué va a pasar, pero tengo la impresión de que va a cambiar todo.


martes, 18 de febrero de 2014

Cacahuetes

El mar. Ahí está, no se cansa el condenado. Siempre yendo y viniendo, golpeando contra el malecón... otro día más esperando, y él... sigue sin venir. Llega un momento en el que los días parecen horas, no sabes ni qué día es, sólo vas al malecón, llueva o haga sol, a ver las olas chocar.

¿Cuándo se fue? ¿Cuándo lo perdiste? Pero te acercas, ¿verdad? Te acercas para poder vivir un día más esta dulce y angustiosa tortura. No importa si el barco se perdió, o si siguen bien, es un día más, y echas de menos lo que menos dijiste que extrañarías.

Recuerdas cuando negaste lo evidente, no escondiste bien tus sentimientos más profundos. Tus palabras te traicionaron, ¿eh? Notaste cómo se puso rojo, y notaste tu sangre en tus mejillas, mientras tu cabeza pensaba, “¡ni de coña!” Y tu corazón decía, “¡ojalá!”

Y hace tres meses que no lo ves, que no sabes nada de él, y ahí estás, sentada en el banco de siempre, con unos cacahuetes en la mano, mirando al horizonte. No pasa un día en el que no te hayas enfadado contigo misma, ni un segundo en el que no pensases: “y si...”

Y si le hubieses dicho lo que sientes de verdad, ¿qué habría cambiado? Su vida está ligada a ese mar que tanto odias, la tuya está ligada a ese banco que no puedes dejar. Cacahuete tras cacahuete, las olas van y vienen, y ese barco sigue sin venir.

Tus amigas dicen que estás loca, que vas a coger un pasmo. Que un marinero se casa con el mar y tiene amantes en cada puerto. Y después tú paseas por la playa, pisoteando la arena mojada por ese ir y venir de esa enorme extensión que tanto detestas. De repente, un barco llega, son sus velas.

Corre, y llega al puerto justo cuando amarra. Baja el primero. Huele a sudor, y notas la sal depositada en su piel, mientras relucen sus dientes amarillos por el tabaco tras su sonrisa. Cálido y firme, su corazón salta de alegría mientras tus labios se unen a los suyos, mientras el tiempo se detiene...


Y oyes un timbre, repetitivo, molesto e incesante. Abres los ojos y no está ahí. Ya no huele su camiseta que usas como pijama, la casa sigue vacía, y reprimes una lágrima que corre por uno de tus ojos turquesas, mientras te duchas y te vistes... hay que comprar cacahuetes.  

viernes, 14 de febrero de 2014

El precio de saber



Arrugas que parecen no pesar
en cansados huesos que cuesta mover.
Días monótonos que se entrecruzan
con el caer de las hojas de un antiguo almanaque.

Miradas gastadas tras observar miles de días
quietos en el frío de la mañana
pues ya no hay vallas amarillas
ni albañiles que mirar.

Y se hablará (otra vez) del campo
de cuándo volverá a llover
de viejas batallas, entre cafés
y diestros movimientos de naipes lanzados.

Algunos leen el periódico,
creyendo (y con razón), ¡que tiempos aquéllos!
Otros miran sin mirar, ensoñados
con mudos sueños en blanco y negro.

Otras, sin embargo, se alegran
pues nuevas vidas aparecen,
pues alguien se ha casado,
alguien ha nacido.

Y esta es la ley
aprender, caer y levantarse
pues solo aquél que se levanta
puede mirar todo lo que ha vivido...

… bajo los ojos de la sabiduría.  

domingo, 9 de febrero de 2014

Reflexiones sobre un final.

Y si esperabais una atronadora ovación, un gran crescendo, o tal vez el grandioso espectáculo que culminan los festivales de fuegos artificiales. Si tan solo esperabais el bullicio de las campanadas de fin de año, o la sinfonía de sabores que coronan una buena comida en el postre. Si esperabais el aplauso cuando se finaliza un concierto, o un partido... os equivocaríais.

Si acaso un grave creado por tecnología, que suena metálico y eléctrico... también os equivocaríais. Solo sobreviene el silencio obligado de alguien que esperó un detalle, un más nimio detalle, y cuya ausencia sólo confirma lo que siempre fue evidente. ¿Por qué he sido tan idiota? ¿Por qué esperé? ¿Por qué lo alargué?

La verdad subyace bajo ojos que miraban sin ver. Se acabaron los asentimientos, el preocuparse por alguien que sólo miraba hacia sí mismo. "Yo, mí, me"... y pisoteando lo que los demás pensaran, dijesen o sintiesen. Ahora sólo me queda la revelación de la verdad. Junto con las preguntas que esa verdad me provoca, y que ya necesitan tener respuesta.

Antes no la tuvieron, y en ese vacío legal, en esa ausencia de respuesta siempre (pues en eso sí me conozco) me refugié. Se podría decir que algunos sentimientos existen o se basan en la ausencia de respuestas. La fe, el amor, son preguntas que no encuentran respuesta en mi interior salvo los dogmas y axiomas que engloban algo tan sumamente sencillo y a la vez tan sumamente complicado.

Y sí, el ser humano es experto en explicar lo impensable haciendo complicado lo simple, como justificando las n-dimensiones del universo. Todo, todo en esta vida es un puzzle, cuya complejidad es completamente subjetiva. O muchos puzzles, que rompen cabezas y haces que te la rompas contra ella, pues al fin y al cabo todo sale de nuestras mentes retorcidas y muchas veces queremos ver una cosa cuando realmente no lo es.

Y no lo es. Y no es un chasco, al menos no lo veo como tal, y no me siento libre, con profusión de trompetas, ni tampoco esclavo. Ni siento tristeza ni satisfacción alguna, ni felicidad ni infelicidad. Lo que hace que mi garganta se contraiga, que mi corazón (o lo poco que queda de él, devastado, arruinado y despedazado envuelto en mi propio cofre de hielo) se encoja, es el hecho de que no siento nada.

El amor se acaba, y con él el cariño, la amistad, la confianza (mas no el respeto), y se van todos cogidos de la mano, y en silencio. Todo se agota, la paciencia también, y hasta la esperanza de que esa persona tuviese un mínimo detalle se va esfumando como el recuerdo de un perfume que pasa entre medio de una multitud.

Ahora tengo respuestas a preguntas que se me plantean. Fui un botón de emergencias, secundario, ignorable, por eso lo de ser inseparables; porque en cualquier momento en el que ella me solicitase ayuda, presionaría el botón rojo, y yo acudiría. Aparecieron otras personas con las que tuvo detalles que conmigo ni siquiera se planteó en su momento. Por no hablar de propuestas.

Por eso entonces todo logra sentido, cuando uno se acostumbra a no recibir nada, rechaza lo que viene hacia él (máxime cuando es un "evento" anual del tipo cumpleaños).

Por eso, y entonces ahora, y en silencio, me marcho de su vida, y de manera irrevocable. El agujero negro de mi interior necesita ser llenado. También hubo un límite hasta donde podía dar, y lo sobrepasé. Y ella lo tiró a la basura.

Se acabó.

viernes, 7 de febrero de 2014

Buenos días.

Urgencias naturales
que surgen entre sueños
y unas inquietudes que afloran
entre la calidez matutina.

Súbita, inesperadamente
el cerebro se activa;
los ojos, cegados por la luz
atisban ángulos de chispas.

Curioso y sorprendente
el hábito humano, piensa
pero lo que no espera
es la oleada de fuego invasora.

Es un fuego que endurece
y congela la sal
que ya fluye sin fluir
en el silencio de un grito sin voz.

Es hielo que quema
acunando, protector implacable
envolviendo y ocultando 
una chimenea encendida e insomne.

Hierro como enredadera 
creciendo en espiral.
Púas como escaleras de caracol
que ya no clavan más.

Fuego, hielo y hierro
y una roca fragmentada
desperezándose entre chorros acuáticos
saludan al alba. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Pautas


Dureza. Trozos de cristal y hielo que protegen piedra. Que protegen metal. Que protegen un núcleo blando, dulce, delicado. Altos muros que no permiten ya meros intereses, traiciones. Ya todo es tan lejano que piensas si acaso fue un sueño. ¿Lo fue?

Malentendidos por culpa de este condenado muro. Recuerdos de ese núcleo, ilusiones de un final que acabó. Insensibilidad. Silencio. Amigo, el silencio funciona. El parloteo incesante cansa, el escudo ideal para el silencio, una conducta diferente de una naturaleza callada. Cariño a base de acciones, y con eso es suficiente. Gritar en silencio no tiene por qué ser una acción virulenta, puede ser una acción calmada.

Pero el muro amortigua todo, los gritos de recuerdos son difuminados. Conoce las tinieblas, e intenta entender la inmensa rabia que tienes dentro. Entiende tus miedos, todos ellos, y si son irracionales, lucha contra ellos. Sueña con un mañana mejor. Ahora no son horas de destacar tus virtudes, ésas que solo descubres mediante tu interacción con los demás. Son horas de silencio, comprensión. Y alza muros para defenderte pero no ya de ti. Tú eres tu mejor amigo y tu mejor enemigo. Entendiendo a tu enemigo podrás derrotarle.

No te defiendas de ti, sabes (o empiezas a saber) quién eres, aunque esa respuesta la dejarás para dentro de mucho tiempo (o eso esperas). No, defiéndete de los demás. Conócete. No seas abierto como una ventana. No des pena. Si debes de ser algo cristalino, sé un espejo. En el que todos vean reflejados sus méritos y esperanzas, pero también sus miserias.

Y sobre todo escucha, y guárdate de proponer una respuesta. El silencio es mejor. Aunque dicen que el que calla otorga... pero simplemente tu opinión vale de mucho. Si te sienta bien o no te sienta bien es problema tuyo. Solo conociendo tus tinieblas podrás entender tus méritos. Ésa es la base de la sabiduría, hijo mío. Y pelea, en silencio. No necesitas que el resto sepa que peleas. Es una pérdida de tiempo. No es necesario llamar la atención. Sé una sombra sutil, e influye en el mundo de una forma que todos te recuerden. Éso generará un siniestro placer.

Y levanta más ese muro, sé inalcanzable, inadmisible, inamovible. Que te vean como una plaza a batir, con un foso de ardientes llamas humeantes que impiden la majestuosa visión del muro que levantas. Retira a tu ejército de todos los frentes posibles. Las posibilidades no son una opción ya. Hazlo o no lo hagas, intentarlo es tontería. Tienes una edad, y esa edad implica que se tiene que aceptar cierta capacidad. La de estar solo.

No aceptes un “ven conmigo”; que tu orgullo sea la primera linea de fuego. Acepta como negativas los silencios prolongados, incluídos los tuyos. Que ese muro se alce imposible.

Pues como dijo Julio César (modificado aquí): No hay nada imposible, todo depende de la fortaleza de la persona.



martes, 4 de febrero de 2014

Carta a un corazón.


Una hora cualquiera de un día cualquiera
Un lugar cualquiera

Te diría “querido”, pero el encargado de querer eres tú, así que lo dejaremos así:

Seguro que sientes un siniestro placer al leer estas líneas. Y nunca te cansas, por ti estarías funcionando todo el santo día y toda la maldita noche. Hasta en sueños hablas, siempre reivindicando, siempre pidiendo y siempre ofreciéndote.

Eres un caprichoso, y lo peor de todo es que lo sabes. Transformas miradas a tu antojo. Por no hablar de ritmos cardiacos, que tan pronto nos haces acelerar (y a algunos nos haces temblar), como enlenteces todas las situaciones y hasta el río más rápido lo vuelves un lento devenir de calma chicha, como cristales en un conducto de plomo fundido. Esas hormiguitas que tan mal nos sientan a todos, sí, tú eres el responsable. Y sólo tienes que decir una cosa. “Ésa”. Y ya lo empiezas a revolver todo.

Pero realmente no eres mala gente, solo eres un absoluto suicida. Da igual lo difícil que sea, si tu propósito es bueno, te tiras contra un pelotón de fusilamiento a pecho descubierto. Y luego... bueno, sabemos lo que pasa. ¡Que lo vuelves a hacer! Da igual que siempre te aconsejemos prudencia, te tiras a lo loco, venga, ¡otra vez!

Pero hay que conocerte, hay que saber cómo funcionas, y ahora, y últimamente, te comprendo más de lo que otros te comprenderán algún día. Lo peor de todo es que para poder tener una vida medianamente normal, hay que entenderte. Si cada pregunta tuviese una respuesta fácil y sencilla, si cada pregunta no crease otra peor de responder... serías un lujazo como corazoncito.

Pero la vida es así, ¿verdad? Eres como un niño caprichoso en una tienda llena de golosinas, “quiero éste”. Sólo que lo que tú quieres es alguien como tú, que escuche y que entienda. Que no se eche hacia atrás.

Eso es lo que tú entiendes. Quieres a alguien que sea como tú. Niño y golosina a la vez. Y te lo digo otra vez, ¡protégete! Ponte un pequeño escudo delante, y no te tires tan a lo suicida, porque el que lo pasa mal a la larga no eres tú solo.

Pero haces falta. Tú y más de los tuyos. Necesitáis ser escuchados. Necesitáis expresaros más y mejor, y tal vez, y sólo tal vez así se lograse hacer un mundo mejor. Si no te tirases tan a la ligera a lo suicida, hasta me caerías bien. “Ideales”. Tal vez hagan falta en este mundo dejado de las botas de dioses sordos.

De momento, lo único que puedo hacer es soportar tus chiquilladas. Recibe un saludo cordial, ya sabes que las emociones no son lo mío.




Alguien

domingo, 2 de febrero de 2014

Destilería

Destilería.
De relojes rotos.
De mapas pisoteados.
De fechas de caducidad.
De almas torturadas.
De flores marchitas.
De despedidas inexistentes.
De paciencia finita.

Destilería.
De sueños fragmentados.
De pesadillas reales.
De palabras vacías.
De hechos invisibles.
De medias verdades.
De aprovechamientos fugaces.
De momentos olvidables.

Destilería.
De memorias acabadas.
De proyectos extintos.
De futuros escurridizos.
De sonrisas diluyéndose.
De recuerdos ignorables.
De discusiones desagradables.
De ausencias interminables.

Trabajando en una
Destilería de dolor,
entre plomo fundido
y lava espesa.
Rodeados de hierro
puliendo sabores devastados
en piedras quemadas
y hielos quebrados.

Destilería de corazones
altivos, aunque dolidos.
Sueños que estallan
en supernovas lacrimales.
Proyectos que dilúyense
entre gritos desgarradores.
Destilando ilusiones perdiéndose
en tinieblas inolvidables.

sábado, 1 de febrero de 2014

Rabia

Son como astillas clavadas
que fluyen por tus venas
paseas como un león impaciente
en jaulas de barrotes que tú mismo hiciste.

Ahogas un grito pero se extiende
en un interior deshecho.
Deshecho por tus propias guerras
por tu propio conflicto.

“¿Y sí...?”, te preguntas con rabia,
“¡Y qué! Será por oportunidades”
te encuentras con tus uñas arañando pizarra
e hirviéndote la sangre.

Quieres golpear, reventar.
Quieres romperlo todo.
No hay espacio para dudas
tu fe está rota.

Tu esperanza es vana ya.
¿Para qué esperar?
Endurécete como madera al fuego
y sólo reza a un dios sordo...

... para no consumirte.



viernes, 31 de enero de 2014

Nieva

Nieva en la oscuridad de la noche, salpimentada por neones y sodios. Y amanece gris, fantasmal niebla que crea sueños que no son de ensueño. Nieva y llueve en su interior. Silenciosa golpea el agua el suelo quemado. En el horizonte, silenciosa se desliza la nieve sobre la piedra agrietada.

Nieva en el circo glacial, vistiendo de blanco las acículas verdes. Nieva en la muralla, tiñendo las estacas de blanco, proporcionando barbas blancoazuladas en los salientes. El viento sacude jirones de estandartes descoloridos y acartonados por el frío. Nieva en los portones, cerrados, amenazadores.

Nieva en la cabaña, postigos cerrados, como polvo que cae en una figura. Silencio que recae sobre una puerta de habitación. Leves brillos subyacen por la rendija de la misma. Frío hierro eslabonado que recubre la madera que sirve de barrera deslustrada.

Nieve, hielo y silencio.

martes, 28 de enero de 2014

Duerme


Veo tu cara, por la que apenas han pasado mediodías, y con esos ojitos azules tuyos, cubiertos tras dos leves persianas. Y sonrío. Serán muchas noches durmiendo a mi lado, despertándonos cuando tu rostro se contraiga por una u otra cosa, que si caca, o pis, o simplemente el descubrimiento de esos inevitables indicios de soledad que de momento, nos esforzamos en evitar.

Y, ¿sabes? Crecerás, y pasarás a caminar a gatas, a ennegrecer esos pantalones que te compramos, a marcar esas rodillas. Crecerás y verás por una rendijilla un atisbo del mundo que no elegiste, que nadie elige y que sinceramente, te tocará. Verás cosas que... pero ahora no es el momento. Solo duerme.

Crecerás, y llorarás de nuevo cuando te lleven con muchos niños y niñas como tú, dulces, tiernos y con una picardía exenta de malicia, a la escuela. Aprenderás sin darte cuenta, jugando y dibujando y... riéndote y llorando, una y otra vez. Dormirás plácidamente, y recuérdalo, pues esperamos de todo corazón que te toque, algún día lo cambiarás por un descanso vigilante.

Crecerás y empezarás a sentir y a saber, tonterías que tal vez no tengan su importancia y a los que tal vez les des un uso, o no. Te creerás Peter Pan, y volverás a llorar cuando Mufasa haga lo que... pero que ahora no es el momento. Y nosotros estaremos siempre alerta, intentando corregir esas cosas que es mejor corregir, pues los árboles a veces se tuercen, y nunca quisimos que eso te pase.

Y crecerás y vivirás y te equivocarás, y acertarás, y llegará un día en el que tal vez escribas algo parecido a esto mientras la historia se repite, pero... ahora tampoco es el momento.


Solo duerme.  

lunes, 27 de enero de 2014

¿Por qué?


¿Por qué?
¿Por qué hablamos de cosas tristes?
¿Por qué dicen que los escritores siempre pensamos en esas cosas?
¿En el amor no correspondido?
¿En la muerte?
¿En la tragedia?

Dicen que vida solo hay una,
y no hacemos más que hablar
de cosas lúgubres
¿entonces por qué el ayer fue mejor?
¿Por qué nos quejamos?
Parecemos entrenadores portugueses

¿Por qué, si la vida es mejor?
¿Por qué, si sentir es una sonrisa?
¿Por qué, si vivir es lo único que tenemos?
¿Por qué si el mañana siempre será mejor?
¿Por qué pensamos en allá?
¿Por qué no pensar en aquí?

Y dejemos de pensar en acaboses
en amores perdidos enterrados
en tumbas góticas llenas de secretos.
Suspiremos pero por vivir,
suspiremos pero por nacer
suspiremos por no morir.

¿Por qué?

Y, ¿por qué no?

domingo, 26 de enero de 2014

Paisaje interior



Imagínate un circo glacial, consejos de atemporales reyes con níveas coronas y cálidos mantos de esmeraldas y ocres. En ese circo glacial hay muros de piedra y hielo, tan altos que desafían al sol, y a la luna y a las estrellas. Es una visión sobrecogedora y aterradora, pues algo protegen esas rocas.

Y hay muchos portones y puestos de guardia, y terribles máquinas bélicas yacen en medio de la explanada, trastos oxidados, y cubiertos de telarañas. Ese portón está desvencijado ya pero si cruzas el umbral, da paso a una polvorienta llanura, pues no se ve el sol, ni la luna, ni las estrellas. Pues por la noche la niebla sube, y crea una sensación gélida, aterradora y asfixiante, y los espectros de los acabados quiebran la eterna quietud que asola esas tierras.

Y a veces, si conservas la suficiente fuerza de voluntad, divisas una diminuta cabaña de madera. Parece como si se la llevase el viento, pues aparenta fragilidad. Empujas con el hombro la puerta y está todo como si hubiese vivido alguien ayer, pero hay una más que perceptible capa de polvo que cubre todos y cada uno de los muebles. La copa que hay en la mesa está blanquecina por la cal y el tiempo. El plato que está al lado tiene unos fragmentos arrugados, que se convierten en nada al respirar cerca de ellos.

Pero hay “algo”, que no se puede explicar, algo que vive dentro de una habitación cerrada y encadenada, pues una cegadora luz y un calor infinito surge de esa sala cerrada. Un susurro con un nombre imaginativo, imperceptible, demasiado real como para ser un fantasma. Y cuando te acercas a la clausura los pies dejan un restallar de crujidos, adamantinos y argentinos cuando el viento hace tintinear las cadenas en el vacío eterno de esa noche que no acaba nunca.

Y te das media vuelta, sobrecogido, aterrado por semejante belleza, y cuando pasas, huyendo, por debajo de aquéllos fríos y altos muros piensas si esa protección que está a su alrededor está para proteger a lo de dentro de lo que has visto...


O a lo de fuera.  

sábado, 25 de enero de 2014

Contradicciones


Paz.
La que cuando estoy contigo tengo.

Guerra.
La que cuando estoy contigo a veces siento.

Fuego.
La que tu ímpetu me provoca.

Frío.
La que la seguridad me hace sentir.

Divergencias.
Las que tenemos cuando pensamos parecido.

Convergencias.
Que sin querer tenemos.

Lejanía.
Cuando uno de los dos se acerca.

Cercanía.
Cuando uno de los dos se aleja.

Contradicciones inexplicables.
Las que infinitas siento.



miércoles, 22 de enero de 2014

Chichones y calabazas

Calabazada que te cagas
pensaste antes de pegártela
pues viste una piscina
y ni siquiera miraste.

¡Con dos cojones!, dijiste
y aún decidiste tirarte
la cabeza por delante
y con mucho arte.

Lo volverías a hacer
aunque te tires sin ver
porque otros tiran a gente
para caer bien, seguramente.

¡Y qué más da!
La ostia la tuviste
pero porque es querer
sencillamente, lo que hiciste.

Fuiste a por naranjas
para cortarlas por mitades.
Y te dieron calabazas
enteras, ya lo sabes.

Encontronazo

El frío arrecia en mañanas argénteas.
El sueño vencido con cafés o duchas
Un reconocimiento mutuo, sorprendente.
Una sonrisa fugaz, casi imperceptible,
mientras el eco de la novena resuena.
Un tironcito y un latido en el hielo fragmentado,
un pulso incómodo, mas no muy dañino.
Un tartamudeo ronco: explicación de destino
y un asalto de sobrecogedora duda.
Pues no es si no una mirada dura
la que desvanece la memoria de una línea curva.

Estoy perdido

Perdido en mis abismos,
perdido en mí mismo,
perdido pues hago lo que debo
perdido porque... porque a veces no sé ni qué ostias hago.

Llevo mucho sin encontrar mi Norte,
pues el norte en el que creo me desnorta,
Y no se puede pedir peras al olmo
ni luchar por un destino.

Por un destino que (una vez más),
sabes que no es mi sino.
El mío vaga entre tinieblas
El tuyo, cada vez más claro.

Sé fuerte, por ello,
eliminar toda emoción,
aceptar lo que hay, lo que tengo,
lo que te toca, y abrázarla.

Aceptar esa soledad inherente
que tengo en mi interior
Esas tinieblas que cuando las abandonas
te siguen y persiguen.

Y es cálida, reconfortante
y dura al mismo tiempo.
es una sombra que...
siempre te acompaña.

Acepta la oscuridad que habita en tu interior
acepta la soledad que esa genera
acepta la vida que tienes por delante
y que se vaya al cuerno todo.

Te siento (poema escrito en navidades 2013)

Te siento

Te siento en todas partes,
como una presencia invisible
como una perenne cordillera
que vigila y cuida desde alturas inescrutables.

Te siento en mi vida,
cual árbol milenario
con innumerables raíces ramificadas
anclada irrevocablemente a mí.

Te siento como un rayo en la negrura de una noche,
sensual y violenta como un mar iracundo
enroscándose, hipnótica e insensible danzante
despertando prohibiciones sobre faros instalándose en valles.

Te siento incendiándome
quemándome entre llamas, y consumiendo
los últimos jirones, neblinosos,
de gélidas pesadillas entre desvelos.

Y luego cae sobre mí como cascada
el rojizo cobre de tu pelo
calmando con la miel de tu mirada
este sentir tan violento.

Te siento viviendo mi vida
como siente un rosal
el sol besando sus delicados pétalos
abriéndose y saludándole en magnifico esplendor.

Y si no te siento
ese rosal permanece abandonado, expectante
en marchita penumbra, agonizante,
muriendo lentamente, amándote.

Golpes en el hielo.

No puedo evitar sentir una tristeza infinita. Hay más cosas, pero ahora lo que siento es un pico habiéndome dañado. Y lo de dentro, bueno, también lo está.

No puedo seguir con esto. Me duele demasiado, me siento superfluo, secundario pues para mí hay otras cosas que son primarias, y... bueno, era algo evidente.

No sé qué hacer, pues solo hay ya una cosa que debo hacer, por mí. Por este sonido del hielo agrietándose, porque sé que hay debajo y solo esta protección lo calma.

Y me duele, tantísimo como para pretender fundir sal en las ventanas de mi mundo, tanto como el plomo moviéndose lentamente por sus canales.

Martillos. Que golpean, a fuerza del porvenir y del devenir, y jamás fueron compasivos, ni misericordiosos. Y a fuerza de tantos golpes, el hielo que rodea una estructura frágil como un superglue se agrieta y resquebraja.

Como el sol hiriendo el manto de nubes. Como una caja abriéndose. Y no es la primera vez, ni será la última, por mucho que yo quiera... no puedo.

Y entre lágrimas susurro te-quieros que no quieren ser escuchados, entre conocimientos que duelen y esperas sin esperanza.

Pues ya sé que no puedo ganar.
Ya sé que ni siquiera puedo empatar.

Sólo me queda dejar el juego, pues creo que no me queda otra.

Ahora sólo queda desear que, cuando estalle todo en diminutas esquirlas congeladas, no sea todo tan duro como me lo planteo.